Los que constantemente estamos alentando a todos nuestros conocidos para que se bajen del auto o del transporte público y que se suban a la bici para ahorrar tiempo y dinero y para que eviten la contaminación ambiental y sonora, muchas veces recibimos como justificativo de la respuesta negativa un “pero me canso mucho”.
Bueno, según un estudio de la Universidad de Colorado de Boulder, Estados Unidos, incluso las bicicletas eléctricas, las cada vez más populares e-bikes (las cuales requieren mucho menos esfuerzo físico que una bici clásica), también son beneficiosas para tu salud. Así que las excusas de los “anti-pedal” se acabaron.
¿Cómo fue el estudio?
Con el objetivo de comprobar si el uso de una bicicleta eléctrica tiene algún efecto sobre los factores de riesgo cardiometabólicos del organismo, los investigadores a cargo del estudio convocaron a 20 voluntarios (tanto hombres como mujeres) que habitualmente hacen poca actividad física y que usan siempre medios de transporte motorizados.
Una vez que se les realizaron estudios para conocer su presión arterial, consumo de oxígeno y niveles de azúcar en sangre y colesterol, la tarea para los participantes fue que durante 30 días usen la bicicleta eléctrica al menos tres veces por semana por lo menos durante 40 minutos en cada ocasión. El esfuerzo físico invertido en la actividad y la velocidad de movimiento quedaba a gusto del ciclista.
Cada vez que los 20 voluntarios empezaban a pedalear, debían colocarse un dispositivo que medía la frecuencia cardíaca y llevar un GPS para controlar la distancia recorrida.
Resultados
El director del estudio confirmó que ninguno de los ciclistas sufrió accidentes y que en promedio se movieron a 19 km/h.
Cuando se volvieron a hacer estudios médicos a los participantes se diagnosticaron mejoras cardiovasculares y de nivel de azúcar en la sangre y un aumento en la capacidad aeróbica.
El ritmo cardíaco promedio de las 20 personas fue del 75%, según los especialistas que realizaron el estudio una medida similar a una caminata o movimiento a paso ligero e incluso a un trote liviano.
Conclusiones
James Peterman, quien encabezó este estudio, afirmó que “este sistema puede ayudar a que aquellas personas con hábitos sedentarios incorporen actividad física en su día sin que tengan que dedicar un tiempo específico para el ejercicio”, haciendo referencia al esfuerzo físico mínimo que demanda una bicicleta eléctrica.
En definitiva, las e-bikes se posicionan definitivamente como una alternativa más a la hora de buscar una actividad física. Si bien el precio de una bici con motor lógicamente es más alto que el de una bicicleta tradicional, es un excelente arranque para quienes quieren convertir ese tiempo “perdido” en los viajes de ida y vuelta al trabajo en un beneficio para el cuerpo.
Hasta los resultados económicos fueron positivos para este estudio: varios de los participantes terminaron comprándose las bicicletas que usaron durante ese mes de prueba.