El auge de la bicicleta como medio sustentable de transporte no es una noticia nueva y su difusión pasó a ser objetivo de muchos organismos. Este año hizo eco la noticia de que varias empresas en diversos lugares del mundo les otorgan premios a los empleados que vayan a trabajar en bicicleta de la misma forma que muchísimos entes dan charlas sobre los beneficios de este vehículo.
En Argentina, parte importante de esas iniciativas las están llevando adelante las universidad. ¿Cómo? A través de programas de becas.
En el último año las Universidades Nacionales del Litoral, Córdoba, Rosario, del Sur (Bahía Blanca), La Plata, La Pampa, Cuyo (Mendoza) y las Nacional y Autónoma de Entre Ríos fueron algunos de los ejemplos de organismos educativos que comenzaron a otorgarles a los estudiantes que lo requieran bicicletas para uso libre.
En base a esta tendencia, SeguroBici se puso en contacto con la Universidad Nacional del Litoral, en Santa Fe, la cual entregó 70 bicicletas a sus estudiantes en apenas dos años.
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Los inicios de la relación con la bici
María Lucila Fierro es la Directora de Bienestar Estudiantil de la Secretaría de Bienestar Universitario de la UNL y afirma que desde 2012 se vienen encarando iniciativas para que los estudiantes se acerquen más a la bicicleta. Ese año se firmó un convenio con la municipalidad para instaurar el programa “Subite a la bici” en los puntos donde hay unidades académicas. “Subite a la bici” es un sistema público de alquiler de bicicletas para los santafecinos, a quienes a través de un simple registro se les presta una bicicleta y ellos la deben devolver en los horarios establecidos.
El plan era que hubiera estaciones de este programa en la UNL y “así la universidad empezó a hacer un trabajo a la par del estado”.
“Desde la UNL se viene trabajando desde hace varios años en iniciativas para incluir a la bicicleta como medio de transporte de los estudiantes. Después de lo de “Subite a la bici”, en 2014 se aprobó un presupuesto participativo para trabajar con estaciones de reparación de bicicletas. Este presupuesto participativo es una instancia de consulta popular donde se presentan proyectos de los estudiantes y de la comunidad universitaria y, por votación online, se eligen los ganadores y se destina un presupuesto determinado para generar estos proyectos”, dice María Lucila.
Las discusiones iniciales para que la UNL se convierta en un organismo público de referencia en cuanto a la bici comenzaron a partir de “la necesidad de infraestructura para que el estudiante llegue de la mejor manera a cualquier facultad y que además tenga estacionamientos cubiertos y seguros para poder dejar las bicicletas; en torno a esto se empezó a trabajar en acciones puntuales”.
La salud se cuida a pedales
La Universidad Nacional del Litoral, cuenta Fierro, lleva adelante políticas de salud desde la Dirección de Salud, donde se hacen campañas de hábitos saludables en las cuales no sólo se habla de la importancia de la movilidad del cuerpo, sino también de hidratación, controles preventivos y acciones que puedan ayudar a mejorar e incrementar la actividad física.
“Luego de algunos estudios supimos que muchos estudiantes que entran a la universidad, cuando están en primer o segundo año abandonan la actividad deportiva que hacían previamente y se vuelcan al sedentarismo, lo que repercute negativamente no sólo en cuestiones físicas sino también en cuestiones posturales, y a esto se le suma una alimentación que no es correcta y también el hecho de no dormir 8 horas diarias. Esto afecta negativamente el rendimiento académico y la vida individual”, explica la Directora.
El nacimiento de las becas
Teniendo en cuenta esos parámetros que los estudios arrojaron, sumados a las políticas de acciones saludables que lleva adelante el centro de salud, se empezó a discutir la necesidad de crear una nueva beca que atienda esa demanda de movilidad del cuerpo y de abaratar costos en cuanto a transporte cotidiano para los estudiantes. Así, en 2014 se presentó un proyecto para crear la beca de bicicletas y en 2015 se incorporó. Podían — y pueden — participar de este beneficio jóvenes que sean estudiantes o ingresantes de carreras de grado y pregrado (modalidad presencial) en Facultades, Institutos, Centros Universitarios y Escuelas de la UNL.
Explica María Lucila que “en primera instancia se hizo entrega de 30 bicicletas a través de una inscripción única, tras la que se entregaba una bicicleta con candado y casco reglamentarios por el plazo de un año; el estudiante debía firmar un documento que dice que por los primeros 12 meses se hace cargo de la integridad de la bicicleta y acepta que no la puede vender o abandonar. Al final del año, si aprobó dos tercios de las materias — que es la condición que el sistema de becas de UNL exige — el becado pasa a ser propietario absoluto de la bicicleta”.
Carolina Guardamagna, miembro del equipo que encabeza Fierro, cuenta que “el antecedente de estas becas fue una propuesta de los mismos estudiantes y de las autoridades de Franja Morada; este ya es el segundo año que se entregan las becas de bicicletas y se está armando una movida bastante interesante en la ciudad de Santa Fe”.
“Se armaron jornadas-debate sobre movilidad con varios ejes y en una de ellas participamos nosotros como UNL, porque el debate era sobre transporte no motorizado. Allí hablamos de movilidad sustentable y de los proyectos UNL en Movimiento y UNL Saludable, los cuales estamos encarando desde hace más de un año”, dice Carolina.
En la primera convocatoria para estas becas, además, se realizó una charla de educación vial en la cual se orientó a los estudiantes para hacer un buen uso y recorrido por la ciudad a través de las bicisendas que ya están colocadas y que conectan la zona céntrica con Cuidad Universitaria. La idea fue ayudarlos a hacer eficientes los recorridos. También se apuntó a hacer un uso consciente de este transporte explicando las normas más generales (por ejemplo, en Santa Fe está prohibido circular en bicicleta por grandes avenidas).
Resultados del programa
A la hora de pensar en otorgarles una bicicleta a los estudiantes en situaciones económicas más vulnerables, la gente de la UNL imaginó un sinfín de rasgos positivos: disminución de gastos económicos en la vida del estudiante, reducción del impacto ambiental, sociabilización, cuerpo en movimiento, dispersión de la mente en un recorrido urbano, agilidad, menos autos y por ende disminución de la problemática del estacionamiento… todas cuestiones que generan un impacto muy positivo en la vida individual del estudiante y de la comunidad en general.
Así fue que tras entregar en 2015 las primeras 30 bicis, este año se renovó el compromiso con 40 bicicletas de cupo para los estudiantes.
“Las bicis se entregan en las ciudades de Santa Fe y Esperanza y en los nodos de centros universitarios de Reconquista, Gálvez y Rafaela (las tres ciudades en la provincia de Santa Fe). Hemos tenido un impacto muy positivo porque los estudiantes nos cuentan que hacen un uso intensivo de la bicicleta y que les aporta todo lo que nosotros habíamos pensado: les ayuda a reducir el gasto de transporte y también aporta a sus comportamientos sociales”, explica orgullosamente María Lucila, y añade que “los becados no sólo hacen recorridos universitarios sino también recorridos por la ciudad, ya que usan la bici como único medio de transporte y eso nos parece muy importante, porque estamos hablando de una persona que percibe su vida desde este medio”.
Objetivos a futuro y problemáticas posibles
La apuesta de la UNL es “seguir incrementando la cantidad de bicicletas y de estudiantes que puedan acceder a este beneficio” según la misma Fierro.
Este año la universidad empezó a participar de la Comisión de Discusión de Movilidad Sustentable, la cual se realiza desde el Concejo Municipal de Santa Fe y de la cual participan varios actores importantes de la sociedad. Para la gente de la UNL es “un espacio enriquecedor en el que se discute entre la municipalidad, la universidad, el concejo municipal y varias asociaciones civiles sobre la importancia de implementar la bici como transporte dentro de la ciudad y sobre el desarrollo de la infraestructura existente, ya que es necesario darles algunas garantías a los ciclistas urbanos”.
“Entendemos que si bien tenemos un espacio de discusión con la municipalidad, como institución tenemos la responsabilidad de generar primero la infraestructura necesaria dentro de la universidad y una vez que las medidas sean eficientes, debemos expandirlas a nivel ciudad, comprometiendo a nuestros estudiantes de las carreras pertinentes a que puedan discutir no sólo como usuarios sino como futuros profesionales sobre cómo es el tema de los diagramas de infraestructura de una ciudad para que sea pedaleable”, detalla la Directora de Bienestar.
Los problemas más comunes que pueden ocurrir con las bicicletas de este programa de becas son los siniestros: “hemos tenido algunas denuncias de robo de bicicletas y en esos casos lo que nosotros hacemos es aceptar como comprobante la denuncia policial del estudiante y tratamos de contenerlo en esa situación crítica de haber sufrido un robo y de encontrar algunas herramientas para ayudar al estudiante”.
El hecho de que cada año haya más estudiantes interesados en este programa habla a las claras de que todos los aspectos de una beca de este tipo son positivos. La bici como medio de movilidad es la opción más saludable para la persona y sustentable para el ambiente, y que tu propia universidad te ofrezca la posibilidad de este medio de forma gratuita es para aplaudir de pie.
Desde SeguroBici aplaudimos esta iniciativa de la UNL y de todos los establecimientos educativos que en el país le dan rodaje a estas iniciativas. ¡A seguir!
El departamento de Prensa de la UNL colaboró con este reporte.
Agradecimiento especial para Carolina Guardamagna, María Lucila Fierro y el becado Sebastián Góngora por sus gestiones.
Las fotos del artículo corresponden a la última entrega de bicicletas en la explanada de rectorado.